En la soledad de la madrugada, Miss Greedy abrió la caja de bombones y no dudó un segundo.
El General, como todos los martes, esperó al cocinero y observó con detenimiento cada punto, cada coma y cada palabra del cuaderno rojo. Y sonrió.
Aquella tarde de diciembre, la ahijada del General se despidió de Miss Greedy con un beso y supo que iba a extrañarla el año siguiente.
De vuelta el campo
Hace 5 años
0 comentarios:
Publicar un comentario